Una de las grandes ventajas que tiene Salta es que todo su territorio se encuentra bien dispuesto para el turismo. Esta característica se expresa particularmente en su capital, una de las ciudades más pintorescas del país, que se ha convertido en imán y eje para los visitantes argentinos y extranjeros que recorren el Noroeste. Desde Salta ciudad se puede organizar infinidad de recorridos, muchos de ellos dentro de la misma urbe y sus alrededores.
Lo que se llama el circuito peatonal citadino amerita más de una jornada si se lo toma con paciencia e interés. Los salteños recomiendan una serie de corredores urbanos, tales como el que va desde la calle Caseros hacia la iglesia de San Francisco y el Convento de San Bernardo; el de la calle San Juan, hacia la iglesia La Viña; o el de la calle Córdoba, todos con la chance de desviar el paso e internarse en el cerro San Bernardo y sus magníficas vistas panorámicas.
Algunos de los sitios imperdibles en una visita a la ciudad de Salta son el Cabildo, que se conserva casi intacto y, aunque sufrió varias modificaciones, es el más completo y mejor conservado de la Argentina. Funcionan allí dos museos con colecciones sobre la historia y el arte salteños.
La Catedral Basílica es otro de los grandes atractivos: se ubica frente a la plaza principal, 9 de Julio, con una estructura iniciada en 1858.
El Panteón de las Glorias del Norte guarda los restos del general Martín Miguel de Güemes. La antigua Iglesia de la Merced es uno de los templos que manifiestan su historia en pleno centro de la ciudad. En su interior se encuentra la cruz que hizo colocar el general Manuel Belgrano.
La iglesia y convento de San Francisco es, sin dudas, otro de los puntos fuertes de la ciudad de Salta, edificada en 1625 y reformada hasta 1882, cuando se inauguró la torre que acompaña al templo, una de las más elevadas de Sudamérica, con 53 metros de altura. La biblioteca del convento tiene documentos e incunables. A su vez, el convento de San Bernardo es otra de las bellas muestras de la arquitectura religiosa salteña, con un portal de madera de algarrobo completamente tallado por aborígenes en 1762 y colocado en 1845.
También entra en la lista un grupo de casonas, como la Casa de Hernández, de anchísimos muros, construida en el siglo XVII, donde hoy se realizan espectáculos culturales y funciona el Museo de la Ciudad. La antigua Casa Arias Rengel es otro de los monumentos para admirar, que actualmente alberga al Museo Provincial de Bellas Artes.
La colonial casa de Uriburu contiene una amplia biblioteca y una cocina ambientada como en el siglo XVIII.
A su vez, el Museo Pajarito Velarde también conocido como Museo Folclórico es una antigua casona que recibió a poetas como Manuel J. Castilla y Juan Carlos Dávalos. Su dueño, Guillermo «Pajarito» Velarde, mantuvo amistad con personalidades como Jorge Luis Borges y Carlos Gardel.
Fuente: Ambito