Formosa, que por muchos años e inexplicablemente vivió de espaldas al río, cuenta ahora con una de las avenidas costaneras más lindas de la región, con un paseo para las personas de todas las edades que diariamente realizan caminatas y encuentros familiares, o simplemente contemplan el río.
La bella ciudad de Formosa recuperó su costanera. El Plan fue iniciado en 2006 por el Ministerio de Planificación, Obras y Servicios Públicos de la provincia norteña. Un desarrollo urbanístico que cambió la mirada de sus habitantes y atrae la atención de los turistas.
La inauguración del sector norte de la avenida costanera representa para los formoseños una definitiva reconciliación con el río Paraguay, el abrazo virtual a la Vuelta Fermoza , esa rara curva que se dibuja en esta parte del país y que atrajo al fundador Luis Jorge Fontana, y a las familias pioneras, para fundar en 1879 la actual capital provincial.
El proyecto se completó en dos tramos: Vuelta Formosa, y la extensión hacia el nordeste, bordeando la ribera del río Paraguay hasta la unión con la laguna Oca, considerada Primera Reserva de Biosfera Urbana de América por la Unesco.
Este nuevo paseo cuenta con un total de 4336 metros en los que repavimentó un camino peatonal y vehicular y se emplazó equipamiento urbano como las bancadas diseñadas por el estudio bonaerense Nomen Design.
Además se construyó un puente de hormigón de 60 metros de longitud sobre el riacho Formosa, en reemplazo de la antigua estructura que se precipitó a causa de las inundaciones, con una base firme soportada por pilotes clavados hasta 20 metros de profundidad.
Sobre la rotonda final de la costanera, en el extremo norte, se puede visualizar la zona urbana de la ciudad paraguaya de Alberdi, allende el río, por lo que también la obra tiene implicancias en la fraternidad bilateral.
Una fuente de 30 metros es uno de los atractivos de este paseo ya que los fines de semana se programan festivales de aguas danzantes, un show musical con luces y sonido.
Junto a la fuente, dos mástiles ostentan las banderas de Argentina y Formosa. También se sumó al paseo un local gastronómico y se esperan nuevas instalaciones y servicios.
Todo esto se completa con un sistema de iluminación inteligente en el puente, sobre el riacho Formosa, cuya belleza natural -junto con una vegetación que recrea un ambiente para la contemplación- se suma a otros espacios del paseo, que cuenta con sendas peatonales, bicisendas, juegos y áreas de esparcimiento para la realización de actividades físicas.
Los espacios verdes cubren casi 15 hectáreas con once de taludes parquizados y el resto de la superficie en canteros distribuidos en plazoletas y caminos.
Esos espacios están servidos por el sistema de riego por goteo, apelando a un equipo de bajo volumen convencional, salvo por la utilización de goteros enterrados que obliga a ejecutar un diseño muy particular.
El objetivo fue justamente que la ciudad se reconciliase con su río, que los habitantes tuviesen el mejor paseo para la recreación y el esparcimiento, y que se convierta en una expresión de la identidad cultural propia.