Primeros Auxilios de Viaje

Ante una mordedura, nada de torniquetes y si uno se quema, jamás usar hielo. Todo eso y más se aprende en los cursos para turistas de La Cruz Roja Internacional.

La premisa, está claro, es pasarla bien. Ante la perspectiva de un viaje de placer –solo, en familia o con amigos–, la atención se pone en planificar cuidadosamente el itinerario para aprovechar cada minuto, y no en los imprevistos que pudieran suceder. Sin embargo, más vale prevenir, dice el saber popular. Es por ello que aprender las técnicas de primeros auxilios –no sólo los básicos, sino también una larga lista de consejos útiles para aplicar fuera de los cascos urbanos– es la mejor herramienta para emprender la travesía con una cuota extra de tranquilidad. “Cuantos más integrantes de un contingente estén capacitados, más seguro será el viaje”, dice Judith Wilhelm, instructora y socorrista de la Cruz Roja Argentina.

Más allá de enseñar a armar un botiquín, el elemento básico para cualquier viajero, la institución da cursos para todas las edades y desarrolló “una serie de recomendaciones con los protocolos adecuados” para aplicar en la selva, en la montaña o en un avión.

“Lo primero que hay que tener en cuenta es que donde no hay recursos, se usarán los medios al alcance. Si es posible, hay que saber con anticipación qué imprevistos pueden suceder en destino”, aclara Wilhelm, y ejemplifica: “Si se sufre una fractura al esquiar, los bastones sirven de férulas. Las varillas de las mochilas o una rama fuerte, si se está en medio de un bosque”. Lo importante, recalca, es “tratar de que la víctima lo pase lo mejor posible hasta llegar al refugio o la guardia más próxima”. Que quede claro: los primeros auxilios no reemplazan la atención médica, pero el tema es procurar detener riesgos extremos hasta que sea posible obtenerla.

En lugares exóticos, las tentaciones aumentan: ¿qué hacer si surge una crisis alérgica por un alimento desconocido? “Se debe llevar un antialérgico inyectable, que ante una emergencia debe aplicarse en el muslo, nunca en la vena”, explica la instructora. Ese medicamento actúa en 30 segundos y corta riesgos de paros respiratorios o cardíacos, sin necesidad de cadena de frío.

En los entornos selváticos, donde existen riesgos de picaduras o mordeduras, lo primero es “lavar la zona como si fuera una herida abierta: es decir, desinfectar y cubrir”. Si no se cuenta con suero antiofídico, “no hay que moverse, porque el veneno puede circular más rápido, y no hacer torniquete, porque corta la sangre”. Si pica, aplicar hielo. Y, siempre, recurrir a la atención. De las mordeduras, hay que limpiar rápido la saliva, que es el foco infeccioso. Para las quemaduras, el hielo es el peor enemigo: si la piel está caliente, el frío extremo puede causar hipotermia. Si no se tiene una crema con lidocaína, el agua natural es lo mejor. “Nunca, en ningún caso, hay que usar remedios caseros”, enfatiza Wilhelm. “Si a un chico le sangra un labio, por ejemplo, no hay que aplicarle azúcar, que si bien corta el sangrado, no está limpia. Siempre usar hielo, incluso un helado de agua”, dice la experta.

Las pérdidas de conocimiento, obvio, implican otros riesgos. El 911, que funciona en todo el país, es el mejor aliado en esos casos. Mientras tanto, “se deben controlar los signos vitales de la víctima, ponerla de costado por si vomita y esperar: nunca tocarlo ni tirarle agua, ni ponerle alcohol o perfume para que reaccione”, detalla. Las maniobras de RCP (reanimación cardiopulmonar) se hacen sólo si está sin respirar, o se utilizan los defibriladores externos automáticos (DEA) que hay por ley en lugares públicos como shoppings, estadios, aeropuertos o aviones. En este caso, el personal de a bordo está capacitado, pero los DEA “guían a quien lo usa como un GPS”, dice.

El ABC

¿Qué tiene que tener un botiquín de primeros auxilios? “Los elementos básicos son guantes, gasa, apósitos, cinta adhesiva, solución fisiológica, iodo povidona y agua oxigenada de 10 volúmenes. Si hay lugar, una tijera y un termómetro”, enumera Wilhelm. Y, siempre, tiene que ir arriba de los bolsos o mochilas, nunca debajo de todo. Todos deben saber para qué sirve cada elemento. La Cruz Roja Argentina tiene filiales en todo el país, y los cursos generales incluyen, además, talleres para chicos de 1º a 4º grado, de 4º a 7º y otros para quienes se van de viaje de egresados.

El curso de 30 horas cuesta $180 y, si se presenta una carta, otorgan becas para quienes las necesiten (www.cruzroja.org.ar).

Fuente: Diario Perfil
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0455/articulo.php?art=20697&ed=0455