Asi suena lejos del arrabal

En Japón ya hay setenta academias de tango; en Helsinki, un megafestival que Woodstock envidiaría, y en las universidades de Harvard y Stanford, seminarios académicos de renombre. El mundo le rinde homenaje al dos por cuatro.

No podía ser otra que París –la intelectual, la capital del glamour, la de la sociedad desprejuiciada y divertida– la primera en descubrir el tango en Europa, a principios de 1900, y convertirlo en una moda. De los arrabales de Buenos Aires había pasado, sin escalas, a los salones de la alta sociedad europea. Este triunfo en el Viejo Continente forzó a los propios porteños a aceptarlo de una vez y para siempre como su música ciudadana. Hacia 1905 ya existían vestidos de tango, el naranja era su color fetiche, y algunos músicos comenzaban a grabar sus discos en Londres, París y Finlandia.

Se iniciaba un camino internacional que nunca se detendría. El tango, cuyas letras en lunfardo reflejan la vida cotidiana, el burdel, el conventillo, el amor y el despecho, llegaría a rincones del mundo impensados. Su nostalgia, tan porteña, tan argentina, conmovió y conmueve a sociedades tan disímiles como la japonesa y la finlandesa, por nombrar algunos de los tantos lugares donde esta música se enseña, se estudia, se baila y se vive.

Made in Japan

“No veo diferencias entre la manera de sentir el tango de los japoneses y los argentinos” dice Diego Ortega, bailarín argentino que junto a la japonesa Chizuko Kuwamoto obtuvo el premio a la mejor pareja en la categoría Tango Escenario en el Mundial realizado en Buenos Aires este año. Hace una pausa y agrega: “Si existiese alguna diferencia, me hubiera presentado con una argentina, aunque es verdad que al momento del ensayo los japoneses le dedican más tiempo y dedicación”. Diego vive en Japón desde hace tres años. La historia cuenta que cuando tenía 18 una compañía japonesa lo vio bailar en el Campeonato Mundial y lo invitó a enseñar sus habilidades en Tokio. El no lo dudó y allí está, dando clases en una escuela donde la mayoría de los alumnos son bailarines que quieren participar del Mundial de Argentina y una menor parte, aficionados apasionados por el 2x4. Allí conoció a Chizuko, su compañera desde hace dos años, con la que a partir de enero de 2011 realizará una gira de dos meses por Japón, organizada por el Ministerio de Cultura de Argentina como parte del premio.

Lo cierto es que el tango llegó a Japón desde París por medio de Tsunami Megata, un japonés que en 1920 aprendió a bailarlo en el cabaret El Garrón de la Ciudad Luz. Al regresar a su país, Megata llevó varias grabaciones de tango y como las etiquetas de los discos estaban escritas en francés, los japoneses creyeron que el tango tenía ese origen. Pero no sólo llevó discos: también abrió una academia de baile en Tokio, donde enseñó a bailar a la aristocracia japonesa. A fines de la década del 30, el tango ya comenzaba a difundirse por todo el país, a la par que nacían orquestas y cantantes locales. La prohibición de la música anglosajona durante la Segunda Guerra Mundial dio el empuje final para que el tango cobrara popularidad. En los años 50 ya había más de veinte conjuntos, siendo la más conocida la Orquesta Típica de Tokio, dirigida por Shimpei Hayakawa. En 1954, la orquesta de Canaro fue la primera argentina que actuó en Japón, y le siguieron infinidad de artistas, que hoy en día incluyen en su calendario una visita al país oriental.

En cuanto a los datos oficiales, la Academia del Tango de Japón señala que existen más de setenta tanguerías en el país, que se distribuyen entre Tokio y otras ciudades como Nagoya, Naha, Kobe y Osaka, y unos cien clubes, asociaciones y centros culturales donde se escucha tango y se comparten vivencias.

Pero, ¿cuál es el origen de esta pasión?, ¿por qué los japoneses aman el tango? Nadie mejor para responder que Chizuko, la compañera de baile de Diego Ortega. Ella, en pocas y certeras palabras, lo explica: “En mi país no es común el contacto físico tan cercano entre personas, los japoneses somos tímidos, pero cuando escuchamos los primeros compases de un tango, nos dejamos llevar por la pasión, nos olvidamos de todo, hasta de nuestra timidez”.

Mi Helsinki querido

Tiene fecha, e incluso hora precisa, el día que se bailó tango por primera vez en Helsinki, capital de Finlandia. Fue el 2 de noviembre de 1913, a las 14, cuando una pareja alemana se movió al compás del 2x4. Pasaron casi cien años desde entonces, y el tango se ha convertido en un baile tan importante que forma parte de la identidad nacional, como en nuestro país, y hasta algunos se adjudican la patria potestad del género. Lo cierto es que la nostalgia y la melancolía predominan en las letras, pero la danza es menos vistosa, más sobria. Los especialistas coinciden en que tiene su propio estilo y, como en el caso japonés, la Segunda Guerra Mundial tuvo incidencia, ya que fue un episodio muy doloroso para el pueblo finlandés, y qué mejor que cantar las penas en forma de tango. Al escucharlo, acuerdan los que saben, se distinguen ritmos característicos de las marchas alemanas.

Urto Mononen es considerado el primer compositor de tango finés, y Satumaa su canción más representativa, que a esta altura alcanza el rango de segundo himno nacional. Pero los nórdicos también tienen su Carlos Gardel: se trata de Olavi Virta, rey del tango, que tuvo una vida de película repleta de escándalos, alegrías y desgracias. No murió en un accidente como el Morocho del Abasto sino como resultado de una vida de excesos. Su tango más famoso es Siks’oon mä suruinen, que significa “Por eso estoy tan triste”. Actualmente, el tanguero más popular es Mauri Antero Numminen, que además de cantar y componer ha escrito más de diez libros y actuado en treinta películas. Sus letras se caracterizan por mezclar humor, surrealismo y filosofía.

Como Argentina, Finlandia tiene su festival (desde 1985), que se realiza a 350 kilómetros de Helsinki, en la pequeña localidad de Seinäjoki, de tan sólo 25 mil habitantes. Allí, durante cinco días, más de 100 mil personas del mundo entero acuden para escuchar, bailar y cantar tango hasta la madrugada. Los escenarios elegidos: las calles, plazas, locales, y el Arena, una sala de conciertos y deportes con capacidad para 7 mil espectadores. El concurso de cantantes de tango es uno de los momentos más esperados, y el ganador se convierte en el Rey o la Reina del Tango. El otro es el gran baile en que, contrariamente a la tradición, las mujeres son las responsables de sacar a bailar a los hombres. Para 2011, se prevé la celebración de la Cumbre Nacional del Tango, que se realiza cada dos años en diferentes sedes.

Estrechos lazos unen a los dos países tanqueros por excelencia: Argentina y Finlandia. Una muestra de ello es que hace dos años la embajadora de Finlandia, Ritva Jolkkonen, entregó por parte de la Asociación Finlandesa Unto Mononen treinta partituras de tango finlandés a la Academia Nacional del Tango con el propósito de que los músicos argentinos puedan copiarlas, tocarlas e interpretarlas. En su momento, el presidente del Consejo Directivo de la Academia Nacional del Tango, Horacio Ferrer, se mostró muy agradecido por la donación y contó que, cuando visitó Finlandia, se sorprendió por la aptitud que tienen los finlandeses para tocar el tango.

Festivales por el mundo

Si bien Japón y Finlandia son los países con mayor tradición tanguera en el exterior en cuanto a cantidad de personas que lo bailan, sentimiento e infraestructura, existen muchos países del mundo que le rinden homenajes, y universidades prestigiosas –como Harvard y Stanford, por nombrar algunas– que le dedican seminarios de estudio y charlas académicas que generalmente finalizan con una gran milonga.

Otra forma de homenaje resultan los festivales temáticos. Se estima que se realizan cada año alrededor de cincuenta en lugares del mundo tan disímiles como Estambul (Turquía), Singapur, Vilnus (Lituania), Belgrado (Serbia), Turín (Italia), Amsterdam (Holanda), Toulouse (Francia), Malta, Grecia, Nueva Zelanda, Uruguay, y en varias ciudades de España (la mayor parte en la región de Andalucía). En general, la modalidad es la misma: entre dos y cinco días de duración, con programas que incluyen charlas, clases de baile y shows de artistas internacionales.

Patrimonio de la Humanidad

El 30 de septiembre de 2009, en Abu Dhabi, Emiratos Arabes Unidos, los 24 miembros del Comité Intergubernamental de Patrimonios Intangibles de la Unesco declararon al tango Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Para lograr esta designación, Argentina y Uruguay, que durante años han debatido el lugar de nacimiento de Carlos Gardel, dejaron de lado sus diferencias con el firme propósito de convencer a la Unesco para que incluya el tango entre las tradiciones que merecen resguardo. Como consecuencia de esta esperada nominación, los dos países podrán recibir asistencia financiera de un fondo especializado para salvaguardar las tradiciones culturales. También ayudará a ambos gobiernos a justificar el uso de fondos públicos para preservar su más famoso producto de exportación después de la carne.

Fuente: Diario Perfíl