Publicado: 17/04/2010
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Fuente: Diario Perfil
Desde la ruta de los siete lagos hasta una salida de dos días por $400, varias empresas ofrecen diferentes circuitos para conocer Argentina, sólo en bicicleta.
Quién no recuerda aquella ansiada bicicleta con rueditas, los golpes iniciales, el desafío que implicaba quitarle las ruedas de apoyo. Quién no guarda en su memoria la libertad que sintió la primera vez que recorrió una cuadra solo (bajo la atenta mirada de un adulto), el aire pegando en la cara, más fuerte cuanto mayor la velocidad. Las manos sueltas del manubrio, la brisa del verano, el esfuerzo por subir las calles empinadas, la recompensa segura del descenso sin pedaleo. Para recuperar aquellas experiencias y mantener intacta la adrenalina de la primera vez, los recorridos en bicicleta suelen resultar una buena excusa. Porque andar en bici invita a transitar caminos inexplorados, establecer un contacto más íntimo con la naturaleza y hasta acceder a atractivos que, con otro medio de transporte, resultaría imposible. Las propuestas dentro de la Argentina son variadísimas: paseos de un día muy cerca de Capital Federal; desafíos que invitan a cruzar la cordillera de los Andes; atravesar la Ruta de los Siete Lagos en la Patagonia o recorrer los Valles Calchaquíes.
Antes de rodar
En nuestro país existen varias empresas que se ocupan del denominado biciturismo, que elaboran sus calendarios anuales de salidas con anticipación y organizan cada detalle con el objetivo de que el ciclista sólo tenga que dedicarse a pedalear. De esta manera, es posible conocer las excursiones mensuales, los días de duración, las posibilidades de alojamiento y traslados. En cuanto a la modalidad de pago, algunas ofrecen descuentos si se abona con antelación y las tarifas varían de acuerdo a los servicios incluidos. Para tener una idea: una salida corta (dos días) con alojamiento en cabaña, traslado y vehículo de apoyo, ronda los 400 pesos; una travesía de cinco días con viaje de ida y vuelta, traslado de bici, alojamiento, comidas y seguro, desde 1.700 pesos.
Aunque no sea condición sine qua non, el entrenamiento previo constituye un aspecto importante porque las jornadas de pedaleo están programadas para personas con buen estado físico. Fundamental, entonces, contar con capacidad aeróbica y resistencia, aunque no es necesario que se trabaje exclusivamente sobre bicicleta: la natación y el running ayudan a lograr la preparación ideal.
Una vez en el terreno elegido, el guía establecerá las velocidades mínimas y máximas según el estado del grupo y el terreno. En la llanura, de 17 a 25 kilómetros por hora; en la altura se toma en cuenta el riesgo de apunamiento, y en las travesías de montaña se contempla la posibilidad de que los ciclistas caminen en aquellos tramos de cuestas muy empinadas. Una jornada tipo comienza con un buen desayuno y un pedaleo de cuatro horas hasta el momento del almuerzo. En las paradas estratégicas se brinda agua, jugos, bebidas calientes y alimentos energizantes (barras energéticas, frutas, golosinas).
Los vehículos de apoyo, con capacidad suficiente como para transportar a todo el grupo, acompañan la expedición y ofrecen asistencia cuando el ciclista lo requiera. Tipo combi, cuentan con un tráiler para transportar el equipaje, un equipo de mecánica portátil por cualquier percance que haya con la bicicleta más una de repuesto. También botiquín de primeros auxilios y aparato de comunicación de alto alcance por cualquier emergencia. En cuanto al alojamiento, las opciones son sencillas: hosterías, campamentos armados por la organización, albergues.
Acción
Las salidas cortas son recomendables para aquellos que quieran iniciarse en el mundo de los viajes en bicicleta, probar la experiencia de salir en grupo y alejarse pocos kilómetros de Capital Federal. Las opciones van desde un fin de semana en San Pedro, con caminos ondulados en los que se atraviesan túneles vegetales, se recorren barrancas y se visita el casco histórico de la ciudad, hasta el más clásico Pilar-Luján por el día. En ambos casos, es factible alquilar bicicleta si no se cuenta con una propia. Tandil es otro de los destinos propicios para experimentar con senderos de dificultad moderada. Se hacen trayectos en ripio, en tierra, y un sendero espectacular denominado El Picapedrero, que bordea las sierras, con subidas y bajadas. Para un fin de semana largo, Sierra de la Ventana constituye un buen desafío. En general, estos circuitos son de tres días (dos noches) con jornadas de entre veinte y treinta kilómetros de bici en terreno ondulado con tramos de ripio y tierra.
Valles Calchaquíes
Los solitarios caminos del norte argentino son elegidos por ciclistas de todo el mundo porque proponen muchas dificultades: caminos de ripio y de tierra, importantes desniveles y el reto extra de pedalear en la altura. La travesía que recorre los Valles Calchaquíes de Salta y Tucumán lleva nueve días con tramos de cincuenta kilómetros, en los que se asciende la Quebrada del Escoipe y la Cuesta del Obispo, y de descensos escenográficos como el de las formaciones Los Colorados hasta llegar a Cachi. En el trayecto: pequeños caseríos a la vera de la ruta, niños con guardapolvos blancos que esperan el ómnibus que los llevará a la escuela, ruinas preincaicas, formaciones rojizas que contrastan con un cielo azul brillante, paisajes desérticos y silencio, mucho silencio.
Una jornada exigente es la tercera, que lleva a la laguna de Brealito (cercana a la localidad de Seclantás), ya que el camino de ripio es muy angosto, con cornisa, subidas exigentes y bajadas emocionantes. La recompensa: un picnic frente al espejo de agua inmerso en un entorno lunar. Cafayate es el destino final dentro de la provincia de Salta, con paisajes de curvas y contracurvas. Las ruinas de los Quilmes y Tafí del Valle, en Tucumán, serán los últimos tramos (de pavimento) a recorrer.
En el sur
No son más que 112 kilómetros por la RP 234 los que unen dos pintorescas localidades de la Patagonia: San Martín de los Andes y Villa La Angostura. La llamada Ruta de los Siete Lagos, un clásico de los ciclistas, demanda pocas exigencias físicas, lleva aproximadamente cuatro días y se puede hacer por cuenta propia. No requiere gran experiencia previa, pero se recomienda hacer la travesía en grupo y en lo posible con vehículo de apoyo. Los primeros 15 kilómetros en ascenso hasta el Arroyo Partido es el tramo que requiere más esfuerzo. Desde aquí se sucederán ascensos y descensos. Una de las paradas obligadas para pernoctar es a orillas del lago Hermoso. Hasta el km 45 acompañará el asfalto (justo donde se enfrentan los lagos Falkner y Villarino) y luego el camino será de ripio hasta el cartel que indica, a la derecha, Chile; a la izquierda, Villa La Angostura.
Para expertos, el cruce de los Andes, desde los fiordos chilenos hasta los lagos andinos, es un gran desafío. En total, 11 días para recorrer 675 km (350 de ripio y 325 de asfalto). El punto de partida es Bariloche, con ochenta kilómetros de pedaleo por jornada, en cinco o seis horas con una velocidad media de 17 kilómetros por hora. Otros circuitos que requieren adrenalina y más de diez días: del Pacífico al Atlántico, Patagonia Austral y Tierra del Fuego, y de Bariloche a El Calafate, con algunos tramos por la mítica Ruta 40.
Lo indispensable
A la hora de armar el equipaje, es imprescindible contar con una mountain bike híbrida (rodado 27 o 28) o rutera con un mínimo de 18 velocidades, que posea punteras y cuernitos, casco (los de un solo impacto son los más útiles), antiparras para protegerse de la tierra, insectos y viento, portaequipaje trasero y alforja lateral trasera o bolso frontal (ideal para llevar elementos de mano y evitar dependencia del vehículo de apoyo), bolsa de dormir, aislante, una o dos caramañolas, linterna y pilas, mochila chica, tensores, inflador, destellador, kit de reparación de pinchaduras, líquido antipinchaduras, cadena y candado, bolso o mochila grande y bolsas de consorcio grandes. La carpa es optativa, las empresas las proveen sin cargo de acuerdo al stock.
En cuanto a la indumentaria, no deben faltar casacas y calzas de ciclista, un par de guantes para cicloturismo, dos pantalones largos, remeras, malla, traje de baño, pares de medias de material sintético, rompevientos, buzo polar, gorro de lana, campera, anteojos y protector solar.
Imprescindible, antes de emprender la travesía, realizar una verificación del estado de la bicicleta, llevar el equipaje justo (para evitar excesos de peso), embolsar los equipos que se transportarán en el tráiler y embalar la bici en una caja o funda para evitar que se raye.
Fuente: Diario Perfil
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0461/articulo.php?art=21123&ed=0461
