La playa y la estepa

Las Grutas, el principal destino veraniego de la Patagonia, atrae con sus aguas cálidas y actividades para todos.

Con una concurrencia de miles de espectadores que disfrutaron, con entrada libre y gratuita, de artistas de la talla de Soledad Pastoruti, León Gieco y Alejandro Lerner, el pasado 29 de enero culminó una nueva edición de la Fiesta Nacional del Golfo Azul en Las Grutas , en la provincia de Río Negro. Sólo una muestra de la espectacular temporada que está viviendo el principal balneario de la Patagonia, con un enero que marcó récords de ocupación –se mantuvo cerca del 100%– y un febrero que, si bien algo más bajo, se presenta como muy prometedor.

“Y, vea, acá tiene para elegir”, dice el hombre, tranquilo, sentado en un banco de ese paseo costanero de look mediterráneo, tomando unos mates y mirando el mar. El caso es que explica: “Acá en las playas del centro está la movida, con mucha gente, música; después tiene La Rinconada, que es más para los que buscan paz y soledad. Pero también está Piedras Coloradas, acá a 5 km para el sur, con una playa grande de arena fina. Y si sigue para el sur por el camino costero se va a encontrar con El Buque, Los Alamos, La Mar Grande, todas playas lindísimas”.

La falta de opciones no es un problema en Las Grutas, porque aquí hay lugar para todos. Los chicos que juegan a la pelota, los que leen debajo de una sombrilla, los que matean bajo la protección de un pequeño bohío de paja, los que recorren ida y vuelta en ese eterno ritual de la caminata playera, y muchos más. Dunas o acantilados protegen del viento, y la calidez del agua se encarga de tentar hasta a los más reticentes a darse un buen chapuzón.

Justamente, ese es el primer dato que llama la atención: por esos caprichos de las corrientes marinas, el rionegrino golfo San Matías –sobre el que se recuestan Las Grutas y San Antonio Oeste– tiene las aguas más cálidas de todo el litoral marítimo argentino: en promedio, más de 22°C, y se dice que en algunos sectores llega hasta hasta 27°C.

Temperaturas máximas superiores a 30 grados, poco viento, playas de suave declive y muchas horas de luz solar suman argumentos para convertir a este destino en el más elegido de la costa patagónica. Cada verano, más de 300 mil turistas se suman a los alrededor de 3.000 habitantes permanentes de la villa, y sus calles de la ciudad se llenan de colores, música y, sobre todo, de gente, que recorre el centro comercial, las galerías y el paseo costanero al borde del acantilado, a casi 10 metros sobre la playa.

Lo que no es un capricho es el nombre del lugar, que se debe simplemente a la presencia de cavernas talladas por el mar en los acantilados con el correr de los años. Estos acantilados le dan su onda particular al lugar y, además, protegen a las playas del viento y permiten vistas de lujo para las casas, departamentos y hoteles –muchos de ellos al estilo mediterráneo– que se suceden en la costanera.

También a lo largo de la costa se encuentran distintas playas, como Los Alamos, un sitio no demasiado conocido pero sí muy recomendable, con altos médanos y extensas dunas. Es una zona protegida en la que miles de aves migratorias se detienen para reponer energías antes de continuar sus largos viajes. De eso se puede aprender en el observatorio de aves Vuelo Latitud 40, ubicado en El Jahuel, refugio de vida silvestre privado con un parador donde se pueden degustar platos típicos con vista al mar.

Y cuando cae el sol, los veraneantes se encuentran recorriendo la feria artesanal Víctor Menjoulou, en la plaza de la primera bajada, donde artesanos locales y de distintos puntos del país exponen y venden trabajos en madera, tela, cerámica. Es el turno también de los restaurantes, un rubro en el que las marisquerías –como El rey del marisco o Aladdin– compiten en popularidad con parrillas y pizzerías.

A la hora de seguir la diversión, pubs y discos alargan la noche, que, al fin y al cabo, es un clásico de los destinos de verano, y Las Grutas es uno de los principales. Que lo digan si no los que, entusiasmados, asistieron a la edición 2011 del Bikini Open, competencia que ya es toda una tradición en el balneario.

Es cierto que las playas invitan al relax y las caminatas tranquilas, pero quien busque acción y adrenalina también la encontrará en Las Grutas.

Una de las actividades que vale la pena realizar aquí, por la temperatura y claridad de las aguas, es el buceo, que va desde una inmersión de bautismo submarino hasta salidas de buceo y cursos para buzos certificados.

Otra actividad habitual es la excursión al Fuerte Argentino, una particular formación rocosa –una alta meseta– ubicada 42 km al sur de Las Grutas. Hasta allí sólo se llega en vehículos 4x4, por un pintoresco paisaje costero. La salida incluye, además, la visita a Piedras Coloradas, al yacimiento fósil Cañadón de las Ostras y el Sótano de los Pulperos. Ya en el lugar, se puede hacer snorkeling, trekking, interpretación ambiental, e incluso escalar la meseta hasta su cumbre.

Snowboard en Piedras Coloradas o Los Alamos, kitesurf o excursiones en cuatriciclo son sólo otras actividades muy practicadas. Y un capítulo aparte merece la pesca, tanto desde la costa –entre otras especies, se consiguen pejerreyes manila y blanco, róbalos y lenguados– como embarcada –salmones, chernias, meros, besugos, cazones y tiburones gatopardo y bacota–.

No estaría bien irse de Las Grutas sin darse una vuelta por San Antonio Oeste –a 15 km– y su más que interesante Museo Histórico Municipal, donde se desanda la historia de estos parajes patagónicos. En una vieja casona de 1905, el museo reúne objetos y testimonios de las costumbres y forma de vida de los primeros pobladores de la región. Cerca, el puerto de San Antonio Este y una particular costa de caracoles.

Fuente: Clarín Viajes