Publicado: 20/09/2009
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Fuente: La Voz Turismo
El área de Guías de la Dirección de Turismo de la Municipalidad de Córdoba ofrece en este mes de la primavera un enriquecido circuito que revela historias de amor, de distintas épocas, con famosos protagonistas.
Ya el nombre del circuito "Pasiones cordobesas", remite a historias amorosas de personajes trascendentes. Se trata de una visita guiada que a través de su recorrido, dejará al descubierto romances e intrigas que tuvieron como escenario a la ciudad de Córdoba en diferentes épocas. Todas ellas con diferentes condimentos, algunas prohibidas, otras platónicas y también las hay las que se tiñeron de drama.
La propuesta es doble, porque se rescata también el valor de los edificios que representan la historia tales como el atrio de la iglesia Catedral, la Plazoleta del Fundador, la fachada del Monasterio Santa Catalina de Siena y la del Museo Genaro Pérez:
Atrio de la iglesia Catedral. En la Catedral de Córdoba, hay un mausoleo cuyos detalles advierten que allí descansa un guerrero. En vida no fue muy querido aunque consiguió el respeto de sus iguales y la admiración de sus enemigos.
Fue un gran estratega y sus tácticas se estudiaron hasta entrado el siglo 20 en las más afamadas escuelas de guerra de Europa. Pero lo relevante de esa tumba radica en que a su lado descansa la que fue su esposa como en el lecho conyugal. En Argentina no hay otro caso que registre que un matrimonio (él figura política) comparta la tumba en la iglesia matriz.
Los personajes son el general José María Paz y su amada esposa, además sobrina carnal, Margarita Weid Paz. Ella nació en 1814 de la unión de María del Rosario Paz y el médico escocés Andrew Weid.
La bautizaron Agustina pero se la llamó, en recuerdo de su abuela británica, Margarita.
Su padre murió cuando era muy chica y aunque aceptó el cariño del segundo esposo de su madre encontró la figura paterna en sus tíos maternos, menos de uno, José María, a quien frecuentó cuando él obtenía licencias en el Ejército y llegaba a Córdoba a visitar a la familia. Desde niña sintió admiración por quien defendió la independencia, el buen mozo y arrogante aunque afectuoso y bromista. Cuando Margarita llegó a los 14 años, cambió su manera de mirarlo. Mientras tanto, la abuela, madre de José María, comenzó a presentir el torbellino de pasiones que se avecinaba. Corría 1834, el general Paz en prisión, recibió la visita de su madre, Margarita y las criadas.
Él escribió en sus memorias: "La primera que se me presentó fue Margarita quien al abrazarla dejó escapar un gemido, que inmediatamente contuvo porque le dije: nada de lloros niña".
A partir de ese momento no hubo manera de detener el profundo sentimiento que ligaba a tío y sobrina.
Plazoleta del Fundador. Para ser esposa de un conquistador valiente, intrépido y osado se necesitaba ser muy especial y ella lo era: Luisa Martel de los Ríos, una panameña con ancestros andaluces, sin importarle los almidones de la sociedad colonial, se dejó llevar por la tentación de su enamorado Jerónimo Luis de Cabrera. Lo siguió a todos los sitios en que les tocó establecerse hasta llegar a la que fundó como la ciudad de Córdoba, donde los esperaba un final fatal. Esto no la amedrentó, sino que retroalimentada luchó por la memoria de su marido muerto hasta reivindicarlo.
Santa Catalina de Siena. Fue en 1604 cuando Juan de Tejeda y Ana María Guzmán dieron a luz a Luis, el hijo primogénito, quien también llevaba sangre aborigen por su bisabuela. Se atribuye a ello una fogosidad interna que lo llevó a ser protagonista de una historia prohibida. En cierta ocasión, mientras paseaba con sus hermanos Gabriel y Gregorio por la vera del río Suquía, conoció a Ana y Catalina Bernal de Mercado. Las jovencitas eran hijas de españoles, pero sus padres estaban divorciados, por lo cual no eran bien vistas por la conservadora sociedad cordobesa.
Ana enamoró a Luis y desde entonces él la llamo Anarda en sus poemas, Catalina por su parte se debatía entre el amor de los otros dos hermanos. La naturaleza que bordeaba las aguas del Suquía fue el escenario donde los jóvenes dieron rienda suelta a sus pasiones. Catalina y Gregorio se casaron en secreto y cuando esto trascendió Juan Guzmán pidió la anulación y Gregorio fue a la cárcel. Este hecho fue escarmiento para Ana y Luis, quienes empezaron a planear con más prolijidad sus encuentros. La historia tuvo varios sinsabores y terminó con la muerte de Ana y la desazón de Luis quien confinó sus días en un convento dominicano.
Museo Genaro Pérez. La actual casona de avenida General Paz 33, durante el siglo 19, fue morada del gobernador Tomás Félix Garzón casado con su prima doña Carmen Garzón Gómez.
El lujoso palacete que habitaban tenía pinturas del reconocido artista y concuñado del propietario, Emilio Caraffa, quien en su obra Paseo en góndola develó la más oculta de sus pasiones por Carmen Garzón al hacerla protagonista de la pintura que en cada detalle muestra una platónica historia de amor (foto inferior)..
Por la misma avenida a la altura del 300, otra historia de amor en pleno siglo 20, despertó los comentarios de la vecindad. Fue el romance entre el profesor Carlos Romagosa y la joven alumna, hija de un reconocido médico, María Haydée Bustos, que tuvo un dramático final.
Para agendar
- Cuándo. Martes a las 11 y jueves a las 17.
- Partida. Oficina de Informes Cabildo de la Ciudad
- Duración. Una hora, aproximadamente.
- Recorrido. Atrio de la iglesia Catedral, Plazoleta del Fundador, Monasterio de Santa Catalina de Siena, Museo Municipal de bellas Artes Genaro Pérez.
- Informes. Área de Guías de la Dirección de Turismo. Rosario de Santa Fe 39., teléfono (0351) 434-1227 (junes a viernes de 8 a 20 ).
Fuente: La Voz Turismo
http://www.lavoz.com.ar/nota.asp?nota_id=552507
